¿Y qué puede haber de bello en llorar?... Bueno, en mi diario caminar como cualquier ser humano con las cargas normales del día a día; cargas como poder llevar la comida a la casa, pagar la cuentas, la colegiaturas y cada una de esas facturas que en mas de una ocasión nos quitan el sueño. Sin embargo cada una de ellas tienen solución, de una u otra forma se logra salir de ellas aunque hay momentos en que la frustración nos envuelve en su manto de inseguridad, duda, enojo, tristeza y amargura y es en esos momentos cuando no encuentro otra salida que ser vulnerable.
La vulnerabilidad es un tema difícil entre hombres, mas aún en nuestra cultura latina, se considera un signo de debilidad o inseguridad y esa mentalidad de ser duros cual piedra y no mostrar un poco de nuestro sentir nos convierte cada vez mas en personas amargadas.
Mis frustraciones en gran parte tienen que ver con el poder proveer a mi familia para las necesidades del día a día y no me refiero a las necesidades que mencione arriba... tenemos una familia peculiar, tenemos junto a mi esposa 3 hijos, 1 linda princesa y 2 gallardos caballeros; Mi hija Christa, la luz de mis ojos, es ya una Señorita con la madurez mas desarrollada que en chicas de su edad derivado de lo que día a día vive junto a sus hermanitos, mis chicos tienen como se dice en este mundo de las necesidades especiales “Habilidades Diferentes”, mi hijo Héctor Andrés de 10 años que tiene Autismo y hasta este año comenzó a repetir algunas palabras y mi hijo Javier Alejandro que tiene Síndrome de Down, operado a los 6 meses del corazón e intervenido a su vez de los pulmones por complicaciones en dicha cirugía; hoy ya tiene 4 años y es un niño saludable y lleno de energía. Y debo ser enfático en aclarar este punto, mi frustración no es derivado de los diagnósticos de mis hijos, ellos son mi vida y los amo inmensamente, no puedo imaginarlos de otra forma y no se que sería de mi vida sin ellos.
La frustración que siento es cuando se que ellos necesitan una terapia especial del habla, o cuando estoy consiente de que necesitan actividades extras a las que regularmente reciben o bien cuando comprendo que su alimentación y dieta debe llevar un riguroso control y que cuando se enferman de un simple resfriado el cuidado es diferente y esto es de todas las semanas y cada semana es un reto diferente y el cumulo de emociones, responsabilidades, solicitudes, visitas al médico, especialistas, controles de salud etc. alcanza el punto de ser abrumador y llega el momento en que transcurridos los días, meses y hasta años que todas estas emociones nos rebasan a mi esposa y a mi.... tanto que el solo hecho de recibir una llamada al final de un día de labores (que pudo haber sido un día difícil) pidiendo por un paquete de pañales o una nueva caja de cereal, o recordando una cita al dentista, o recordando pagar la luz, o pidiendo llevar efectivo porque al día siguiente tu hijo va a gimnasia.. uff!! es suficiente para ser el detonante de esa bomba que llevamos dentro, es lo suficiente para activar el volcán que llevamos en nuestro interior a punto de explotar y puede terminar de destruirnos al final del día...
...Y es en esos momentos cuando todo ese cumulo de emociones ya han desbordado mi ser cuando no encuentro otra salida que reconocer mi vulnerabilidad, caer de rodillas y pedirle al altísimo por que renueve mis fuerzas y derramar unas lagrimas, y claro; el llorar no soluciona ninguno de mis problemas... pero siento como mi corazón se libera de tanta carga, es como si quitase una roca enorme de mi pecho que me impedía respirar y pensar con claridad... en ocaciones lo hago por varios minutos, no me gusta que mi familia me vea así, probablemente sea un error pero por el momento lo hago en la soledad, en los momentos que puedo tener a solas conmigo, puede ser al llegar una hora antes a la oficina, o cuando todos duermen y en alguna ocasión junto a mi esposa...
La biblia dice que hay tiempo de Llorar y tiempo de Reír, eso puede interpretarse como “Después del llanto viene la alegría” pero yo lo interpreto como “El tiempo de llorar es necesario, es ese tiempo cuando ninguna palabra puede consolar o sanar” hay una antigua canción que en uno de sus versos dice “Es tiempo de llorar, no es necesario hablar, ninguna conversación quitará mi aflicción. Muchas palabras, nunca me salvaran. Llora conmigo y lleva mi carga... así me consolaras.” Y se refiere a Job, un hombre de fe admirable... o a nosotros que necesitamos ese desahogo de vez en cuando.
Soy feliz y doy gracias a Dios por mi familia, los retos son grandes y sé que vendrán más pero si te has sentido igual que yo solo te puedo dar un consejo.... LLORA!! eso despejara tu mente y te ayudará a tomar mejores decisiones. Creo que un mejor consejo sería LLORA Y ORA!.
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